LA ESCLAVA NUEVA (DE VERDE)

Deportes de la Antigua Grecia en la trilogía de Diomedes

LA ESCLAVA NUEVA (DE VERDE)

Entrevista a Polimnia, la esclava macedonia de La daga de zafiro.

Ya sacamos a la luz la transcripción de uno de los documentos hallados en el archivo del Janículo, levemente formateado para adaptarlo al esquema moderno de entrevista; sin más alteración que la actualización de unos cuantos términos y el uso de la persona de respeto al que estamos acostumbrados en dicho género. Entre los restantes documentos puede merecer la atención de quienes hayan leído “La daga de zafiro” o experimenten cierta curiosidad por leerla el juego de preguntas y respuestas dirigido a Polimnia, la esclava macedonia adquirida por el exquiriente Diomedes en Atenas – en realidad por su hermano Memnón, extralimitando los poderes conferidos-, sin cuya perseverancia el enigma del tribuno muerto sobre la nieve habría sido mucho mas difícil de dilucidar. Éste sería el traslado anunciado:

Cuando los romanos se la llevaron de su pueblo ¿pudo pensar que acabaría dedicada a un trabajo tan singular como el de ayudante de exquiriente?.

En realidad no me considero tal cosa. Me interesa dejarlo claro para no generar recelos a Baiasca. Simplemente en Atenas los acontecimientos rodaron de tal manera que me vi metida en todos los líos; aunque reconozco que me parecieron tan emocionantes que seguí adelante por todos ellos.

Lo que le valió, entre otras singularidades, conocer el reino de los muertos, ser perseguida por un tribuno legionario sin ninguna ropa y nadar varias horas en la tinaja de un lechero.

Al margen de que no vuelva a probar la leche en mi vida, lo segundo fue lo que mas miedo me dio.

¿Y el reino de los muertos?.

Lo siento pero no puedo quebrantar el secreto. En cuanto a lo que discurría al salir del pueblo, obviamente nadie prevé que le vaya a suceder todo eso.

Lo único que pensaba cuando me llevaron a vender era en escaparme.

Se diría que luego se le pasó esa idea.

– Es que el trabajo con Diomedes me gusta más que lo que se puede hacer en un pueblo macedonio.

Todas esas experiencias y alguna más tuvieron un denominador común: usted volvió sin su túnica verde.

Sólo me la quité cuando no tuve mas remedio. Y siempre conservé las prendas de abajo.

¿Cuestión de educación macedonia?

Mas bien cuestión de decencia y de suerte que no me hizo falta quitarlas.

Una cuestión comprometida: ¿Diomedes o Memnón?

Diomedes. Resulta bastante más de fiar.

Y no le regala pulseras espantosas.

Fea sí que era pero conste que agradecí el detalle.

Memnón no leerá estas líneas: ¿la conserva?.

Sí. Otra cosa es que no me la ponga demasiado.

Tengo entendido que va camino de Roma.

Legalmente me toca ir donde quiera Diomedes.

Aparte de eso ¿le apetece?

Me apetecen mas casos de exquiriente, y tengo entendido que en Roma es donde se encuentran los peores criminales y los mayores enigmas.

Obviamente junto a los mayores peligros…

Eso supone mayores emociones. Tenga en cuenta que sé la fecha de mi muerte.

Entre los riesgos principales, pueden contarse los celos que por lo visto despierta usted en Baisca.

Creo que no son celos por mi persona. Más bien es que le recuerdo que hacía ella antes  y creo que lo echa de menos.

Por competir con usted llegó a disfrazarse de bacante y circular por Atenas vestida con pámpanos…

Ahora ya sabe lo que sentía yo cada vez que perdía la túnica verde.

– Aunque se le haya apagado el anhelo de fugarse, ¿piensa usted en la manumisión, como hacía Baisca antes de conseguirla, o le resulta indiferente en estos momentos?

Con un amo como Diomedes no encuentro gran diferencia con ser libre.

Mientras trate con mujeres de buen ver, ni siquiera llega a ser consciente de que es el amo.

En realidad es así con todas las mujeres y lo encuentro uno de sus encantos.

¿Habrá algún día exquirientes femeninas?

Yo creo que a estas alturas Baiasca puede considerarse exquiriente a todos los efectos. Otra cosa es que trabaje en equipo.

Y usted, dando por supuesta la manumisión, ¿se ve como exquiriente en el futuro?

Con experiencia acumulada y un equipo como el que tiene Diomedes ¿por qué no?.

Una última cuestión: si la dejasen competir con las mujeres libres y con un poco de entrenamiento, ¿ganaría una palma en la carrera de los Juegos Hereos?

No lo descartaría siempre que me persiguiese el poeta anacreóntico de los granos.

Joaquín Borrell

lynx@librosjoaquinborrell.com
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