Don Esteban de Montserrat, responsable de las actas de la Inquisición en la Valencia del siglo XVI, deja a la posteridad sus memorias secretas. Detallan un caso particularmente escandaloso, en el que un catedrático fallecido parece haber urdido una elaborada trama de venganza contra su hermano inquisidor. La hija del muerto, monja de clausura, tendrá que contradecir por algún tiempo sus votos en pos de la verdad.
DON ESTEBAN DE MONTSERRAT
Una bala de cañón se llevó por delante su carrera militar junto a una de sus piernas. Tuvo que emplearse al servicio de la Inquisición, encargado de sus actas como escribano del secreto. Cumple con su obligación, aunque no la disfruta en absoluto; y a sus jefes los inquisidores no les complacería saber lo que piensa realmente sobre sus métodos. Es probable que para replantear su posición necesite una buena sacudida.
DON JERÓNIMO DE OROBIA
Alias “el Pajuelas”, por la facilidad con la que encendió hogueras en otros tiempos, se siente mayor y superado por los tiempos nuevos. Que su hermano sea sospechoso de urdir una conspiración de gran escala no va a mejorar en absoluto su ánimo.
PADRE JOFRE
Tío de don Esteban y párroco de Pueblo Nuevo del Mar, entregado a la causa de las viudas de pescadores y a otras menores, entre ellas la de corregir a su extraviado sobrino.
SOR BLANCA DE OROBIA
Monja de clausura, sin otro horizonte que las reglas del Císter hasta que la actuación inquisitorial contra su padre fallecido le impulsa a tomar una decisión extrema. A falta de otras referencias en el mundo –la de su tío Jerónimo no cuenta, porque es precisamente el inquisidor-, tal vez pueda convencer al escribano que fue a tomarle declaración para que le ayude a buscar la verdad.
DON DIEGO DE TORREADRADA
Puede estimarse el prototipo del inquisidor de esos nuevos tiempos que tanto desazonan a su compañero: intelectual de altura –tanta que le cuesta hallar rivales que la rocen-, metódico y sobre todo ambicioso.
MENCHETA
Criada de don Esteban e implacable coleccionista de chismes de vecindad, lamentablemente contradictorios del secreto al que su patrón se halla profesionalmente obligado.
Te interesa la inquisición y conocer más a fondo sus procedimientos.
Admites que un tema tan espinoso pueda ser tratado con humor sin caer en la parodia.
Te apetece un paseo por la Valencia foral, antes de que el actual Tribunal Constitucional negara su existencia.
Te afilias a los tópicos y reclamas los inquisidores gore de las películas de Jesús Franco o Paul Naschy.
Eres lector impaciente y requieres acción inmediata, sin dar tiempo a que el texto te introduzca en el ambiente.
Rechazas la posibilidad de que un protagonista, aun del siglo XVI, razone como católico.
“Usando un estilo fresco, ameno y sencillo, haciendo gala de una finísima ironía, y destilando un humor elegante e inteligente, nos va descubriendo los motivos de su “nacimiento”, su razón de ser, sus normas, su método, los procesos y las fases de éstos, su alcance, su jerarquía, el convencimiento de sus máximos ejecutores de estar actuando conforme a las reglas y deseos de Dios, las diferentes actitudes de éstos ante la vida, la corrupción de sus esbirros, y el sentimiento, el miedo y el talante provocados por “ella” en el pueblo, el llano y el noble. Es un libro que, como los buenos caldos, deja un regusto en la boca que apetece conservar. Ya desde la primera página se me dibujó una sonrisa admirativa, que reaparecía cada vez que lo abría de nuevo. El tema, apasionante; la exposición, sensata, objetiva y desapasionada; los personajes, bien delimitados en sus personalidades y perfectamente ajustados a sus roles; la prosa, amable y liviana; las referencias históricas, precisas; las citas, atinadas; el humor, justo y fresco; el ritmo, ágil; la trama, interesante; el desenlace, excelente; y, en suma, la novela, absolutamente recomendable.”
Reseña Blog Hislibris
“La forma en que presenta a la Inquisición española es de la más realistas que he encontrado, pues ignora la leyenda negra en torno a dicha institución sin menoscabar lo que supuso en su tiempo. Fiel a su estilo (presente en otras de sus obras como La esclava de Azul), la narración está marcada por el humor.”
Blog La Quimera Lee